¿Sabes qué tipos de bombillas hay en el mercado? Elige la más adecuada para cada uso y ahorra de manera de eficiente

manos sujetando bombillas

Muchos hemos llegado a la sección de iluminación de nuestro comercio de confianza y nos hemos encontrado ante una oferta de posibilidades tan extensa, que nos genera un mar de dudas sobre la opción más adecuada en función de nuestras necesidades. En este artículo trataremos de dar respuesta a estas incertidumbres, explicando los diferentes tipos de bombillas que podemos utilizar y cuáles son las más eficientes para cada uso.

Bombillas incandescentes:

Para que nos entendamos, son las de toda la vida. Sin bien las que podemos adquirir a un precio más bajo, también son las menos eficientes. Ya saben lo que dicen, lo barato acaba saliendo caro. Y es que la mayor parte de la energía se consume en forma de calor y no de luz. De hecho, su consumo puede superar hasta en un 80% al de una bombilla LED o al de una bombilla de bajo consumo o fluocompacta, de las que hablaremos a continuación.

Además, su vida útil es de las más bajas, unas 1.200 horas y destacan por su fragilidad y facilidad para fundirse. Este tipo de luz se ha ido retirando paulatinamente de la Unión Europea como consecuencia de la directiva de Eficiencia Energética.

Bombillas de bajo consumo o fluocompactas:

Cuando salieron al mercado supusieron una auténtica revolución. Además de reducir el consumo a casi la mitad, su vida útil puede llegar hasta las 10.000 horas.

No obstante, también tienen sus desventajas. Además de mostrar cierta fragilidad, el tiempo de encendido hasta alcanzar el punto óptimo de luz, es más prolongado. Por otra parte, su constante encendido y apagado puede reducir su clico de vida. No es recomendable, por tanto, instalarlas en lugares de paso, como pasillos, o de estancia corta como armarios o vestidores. Además, son muy contaminantes por su alto contenido en mercurio.

Bombillas LED:

Son, sin duda la mejor opción para casi todo tipo de usos. Duras, resistentes y longevas. Puede vivir hasta 50.000 horas encendidas.  No contienen elementos agresivos para el medio ambiente y además son las más eficientes. Su mayor hándicap, el precio. No obstante, su desarrollo y popularización han permitido que a día de hoy sean asequibles para casi todos los bolsillos. A largo plazo, su eficiencia las hace más competitivas.

Fluorescentes:

Son parecidas a las bombillas de bajo consumo en cuanto a eficiencia y durabilidad. Su instalación es algo más complicada, aunque emiten un tipo de luz muy natural. Su principal desventaja viene del tiempo que tarda en encenderse. A favor, la capacidad de elegir la tonalidad de la luz que emiten. Están recomendadas para usos de larga duración y espacios amplios, como oficinas, talleres o espacios públicos.

Halógenas:

Se trata de una evolución de las bombillas incandescentes. Son más pequeñas y más potentes y aunque no son las más eficientes, mejoran un 40% su rendimiento con respecto a las primeras. Su uso está recomendado para espacios en los que vayamos a permanecer periodos cortos de tiempo, como en cuartos de baño.

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Otras características a tener en cuenta

Es importante saber lo que necesitamos antes de efectuar la compra, para evitar introducirnos en un círculo extenuante de compras y devoluciones.

No todas las bombillas tienen el mismo casquillo o tipo de rosca. Es muy común que nos demos cuenta al llegar a casa de que la bombilla que hemos comprado no encaja en su lugar. Para evitar tener que volver a cambiar la bombilla, es recomendable saber que tipo de rosca necesitamos antes de salir de casa.

Para ser más eficiente, deberemos tener en cuenta la potencia lumínica que necesitamos. Cada espacio requiere una cantidad de luz mayor o menor, en función del uso que le vayamos a dar. La potencia lumínica se mide en luxes y para alcanzarlos necesitaremos más o menos watios en función de la eficiencia de cada bombilla. Aquí algunas recomendaciones:

– Salones 300 lx.

– Dormitorios 150lx.

– Cocina 200lx.

– Baños 200lx.

– Despachos 500lx.

– Restaurantes 150lx.

Además, debemos tener claro el ambiente que queremos crear en cada espacio. Una luz amarilla proporcionará un ambiente más cálido y adecuado para espacios del hogar como dormitorios o salas de estar. La luz blanca, es más fría, pero aporta una iluminación más natural y realista con los colores que nos rodean. Este tipo de luz es perfecta para el tocador, el baño o la cocina, por ejemplo. Si posees un negocio, la luz blanca siempre será una apuesta segura.

La iluminación es una parte fundamental de la eficiencia energética en nuestros negocios y hogares. Por ello, los Agentes de Feníe Energía están formados para realizar estudios de instalaciones de iluminación para ofrecer las soluciones más eficientes en cada caso.